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La polémica en el sector de la cultura cubana se cierra con una disculpa

EL PODEROSO SECTOR CULTURAL CUBANO, vital en lo correspondiente a los ingresos en divisas del país y a su proyección internacional, ha conseguido que el teniente coronel Ernesto López, actual responsable del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), y hombre de plena confianza de Raúl Castro, haya tenido que disculparse con las principales asociaciones del sector y admitir que su equipo había cometido varios errores en la elaboración y la emisión de tres programas culturales (“Diálogo Abierto”, “La Diferencia” e “Impronta”). En estas polémicas emisiones se hacía una cierta reivindicación de las controvertidas figuras de tres funcionarios (el ex presidente del Consejo Nacional de Cultura Luis Pavón Tamayo, el fiscal Jorge Serguera, que presidió la ICRT y Armando Quesada ex jefe de la Dirección de Teatro y Danza del CNC). EL PODEROSO SECTOR CULTURAL CUBANO, vital en lo correspondiente a los ingresos en divisas del país y a su proyección internacional, ha conseguido que el teniente coronel Ernesto López, actual responsable del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), y hombre de plena confianza de Raúl Castro, haya tenido que disculparse con las principales asociaciones del sector y admitir que su equipo había cometido varios errores en la elaboración y la emisión de tres programas culturales (“Diálogo Abierto”, “La Diferencia” e “Impronta”).

En estas polémicas emisiones se hacía una cierta reivindicación de las controvertidas figuras de tres funcionarios (el ex presidente del Consejo Nacional de Cultura Luis Pavón Tamayo, el fiscal Jorge Serguera, que presidió la ICRT y Armando Quesada ex jefe de la Dirección de Teatro y Danza del CNC). Estos tres funcionarios, en las décadas de los 60 y 70, ejercieron una férrea censura y protagonizaron un periodo oscuro en la cultura de la Isla que los intelectuales, tanto de dentro como de fuera del país han coincidido en criticar.

La polémica llegó hasta el mismo Ministerio de Cultura, hasta el punto de que su titular Abel Prieto tuvo que entrevistarse con relevantes miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) que deseaban saber si esos programas representaban un rastro de la próxima política cultural. Las disculpas del responsable de la ICRT muestran que no va a ser así. Sin embargo, nadie entiende los motivos tras la elaboración de esos programas.

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