El Gobierno de EEUU, con Barack Obama al frente, estudiaba la posibilidad de organizar «reuniones informales» con diplomáticos cubanos en el país para intentar abrir un proceso de diálogo después de casi 50 años de relaciones casi inexistentes. El Gobierno de EEUU, con Barack Obama al frente, estudiaba la posibilidad de organizar «reuniones informales» con diplomáticos cubanos en el país para intentar abrir un proceso de diálogo después de casi 50 años de relaciones casi inexistentes. Esta noticia publicada la pasada semana por The New York Times ya ha sido confirmada por el secretario de Estado adjunto para Latinoamérica, Thomas Shannon. La puerta al diálogo entre los dos países ya está abierta, pero Raúl Castro ya ha dejado claro que sólo él tiene la llave para mantenerla abierta. Shannon declaró que ya ha habido contactos con diplomáticos cubanos en EEUU, y pocos lo ponen en duda, al comprobar que hace tiempo que la jerarquía militar de los dos países mantiene mejores relaciones de lo que aparentan. Una prueba de ello es el mismo Guantánamo. La presencia a principios de abril de la Miss Universo venezolana, Dayana Mendoza, y Miss EEUU, Crystal Stewart, cumpliendo un compromiso de trabajo en la base estadounidense, no parece casual. Mendoza recorrió los campos de detenidos y vio «las cárceles, cómo se entretienen con películas, clases de arte, libros». Calificó la experiencia de «divertida», lo que, lejos de la polémica creada, deja entrever la nueva situación de este espacio que podría convertirse en un nuevo centro turístico de primer orden. El diario indicaba que también se estaría considerando la posibilidad de aumentar los intercambios académicos y culturales, uno de los campos activos actualmente en las relaciones. Una medida que tal vez no haya sentado bien entre los anticastristas residentes en Florida, que la semana pasada introdujeron un proyecto de ley para impedir este tipo de viajes a la Isla. No lo tendrán fácil. Todos los observadores coinciden en que será precisamente este sector el que abra las puertas a las nuevas relaciones entre ambos países, con una excepción cultural al embargo.
