Nuevas medidas de austeridad. Esto es lo que esperan todos los cubanos que observan cómo en las últimas semanas se han multiplicado las ya de por sí habituales llamadas al ahorro por parte de las autoridades de la Isla. Nuevas medidas de austeridad. Esto es lo que esperan todos los cubanos que observan cómo en las últimas semanas se han multiplicado las ya de por sí habituales llamadas al ahorro por parte de las autoridades de la Isla. Y es que la crisis financiera ha golpeado de manera especial al país caribeño, que este año podría crecer sólo un 1,7%, según las estadísticas oficiales, que también dejan ver cómo el Producto Interior Bruto de la Isla pasó de un 12,5% en 2007 al 4,3% registrado el pasado año. Las pesimistas cifras esperadas para este año han obligado al Gobierno de Raúl Castro a imponer una política que ellos mismos calificaron de Ahorro o Muerte.
Y la excusa fue siempre la misma: los 10.000 millones de dólares que ocasionaron los huracanes del pasado año y el bloqueo estadounidense. Pero a las causas de esta depresión añaden otra ahora. El impacto económico de la lucha contra la gripe A. Sea cuál sea la causa, lo único cierto es que Cuba ha visto como sus dos principales fuentes de divisas se han ido al traste. Las exportaciones de níquel y el turismo. Las familias cubanas también han sentido el golpe de las dificultades, agravadas con el desplome de las remesas de sus familiares en EEUU. Y de nada parece haber servido la máxima prioridad que Raúl Castro ha impuesto en incrementar la producción agrícola para reducir unas importaciones que actualmente cubren el 80% del alimento de la población.
