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La Iglesia católica cubana enseña las uñas al Gobierno de Raúl Castro

A las exigencias de cambios en la Isla se ha sumado con fuerza la Iglesia católica cubana, que a través del arzobispo Jaime Ortega ha presionado para que se realicen transformaciones estructurales lo antes posible. A las exigencias de cambios en la Isla se ha sumado con fuerza la Iglesia católica cubana, que a través del arzobispo Jaime Ortega ha presionado para que se realicen transformaciones estructurales lo antes posible.

El jefe de la Iglesia católica cubana justifica sus palabras al considerar que Cuba está inmersa en una de las peores crisis de su historia reciente.

El arzobispo Ortega, en una entrevista a Palabra Nueva, revista de su Arquidiócesis, también reconoce que “resultan penosos los actos de repudio hacia las madres y esposas de varios presos”. Ortega también hizo un nuevo llamamiento a EEUU para que acepte abrir un proceso de diálogo con las autoridades cubanas para “superar el conflicto” entre ambos países más aún en un momento en el que la Isla se encuentra “en una situación muy difícil, seguramente la más difícil que hemos vivido en este siglo XXI”.

Las relaciones entre Ortega y Fidel Castro siempre fueron muy peculiares. Incluso después de que, tras la visita de Juan Pablo II a la Isla, muchos analistas tuvieran la impresión de que se abría un camino para el entendimiento entre unos y otros y se acercaran las posturas muy enfrentadas hasta entonces de La Habana y el Vaticano. Pero no fue así del todo. Fidel se llevaba bien con los católicos, permitió sus fiestas y hasta reinstauró la Navidad. Incluso dio trato preferente a las jerarquías de otros países de Latinoamérica y, sin embargo, no se entendía con Ortega.

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