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Los circuitos paraoficiales justifican con la corrupción los cambios en el Gobierno

La Radio Bemba más oficial, que también existe, lleva un par de meses, y siempre en paralelo con las destituciones de ministros u otros altos cargos, emitiendo un mensaje inequívoco. Las reformas económicas que quieren hacer el Gobierno de Raúl Castro y que la sociedad pide a gritos no se han hecho realidad por culpa de la resistencia de algunos sectores del poder instalados en la corrupción. La Radio Bemba más oficial, que también existe, lleva un par de meses, y siempre en paralelo con las destituciones de ministros u otros altos cargos, emitiendo un mensaje inequívoco. Las reformas económicas que quieren hacer el Gobierno de Raúl Castro y que la sociedad pide a gritos no se han hecho realidad por culpa de la resistencia de algunos sectores del poder instalados en la corrupción.

El cuento es, más o menos, este: en muchas empresas de Cuba, con acceso a operar en divisas, los jefes reciben comisiones del extranjero, se benefician del robo y abren cuentas bancarias en otros países.

La corrupción parece parte de una forma de hacer las cosas, caracterizada por un sistema de «estímulos» con muy escaso control.

Durante décadas los dirigentes no vivían de su salario, las casas y automóviles se les «asignaban» gratuitamente o con precios simbólicos como premio a sus meritos.

Un mecanismo que funcionaba al margen de las leyes y normas establecidas. Como es lógico la pendiente fue cada vez mayor, los «premios» se extendieron a los conyugues, los hijos e incluso las amantes.

Incluso muchas de las reformas impulsadas por el actual gobierno son «entorpecidas» por esta burocracia corrupta cuyo interés principal es que todo siga como está. Son los pescadores que forjan sus fortunas en el río revuelto de la economía nacional.

Ellos no tienen ideología, defienden el sistema en tanto este les dé ganancias y esperan pacientes su fin para hacerse dueños de las empresas que dirigen. Son una casta que, parafraseando a Marx, podría convertirse en el sepulturero del socialismo cubano.

Como se ve, un argumentario perfectamente elaborado en el que, por cierto, no se detecta ni el más mínimo atisbo de la posible responsabilidad de los hermanos Castro en la formación de tamaña burbuja, o si se quiere, tal estructura de poder paralelo.

El problema es que la Radio Bemba popular no acaba de creerse la historia.

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