Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La confluencia de intereses comunes marca la visita de Benedicto XVI a Cuba

En algunos círculos católicos se ha establecido una relación de continuidad entre la visita de Juan Pablo II a la Isla y la realizada a finales de marzo por Benedicto XVI. En algunos círculos católicos se ha establecido una relación de continuidad entre la visita de Juan Pablo II a la Isla y la realizada a finales de marzo por Benedicto XVI. Los años transcurridos entre una y otra habrían servido para que los ‘campos sembrados’ por el ‘histórico’ viaje del primer pontífice que se atrevió a desafiar el embargo de EEUU a Cuba, puedan empezar a dar frutos y el actual Sumo Pontífice ha viajado a la Isla para conseguir que se empiece a recoger la cosecha.

Algo que, probablemente sabe el Gobierno cubano y que permite, mientras pueda sacar partido de la situación. Benedicto XVI estuvo en Cuba unas 51 horas. Que han dado mucho de si y explicaciones para todos los gustos.

La primera versión oficial la proporcionaba Cubadebate: “Se fue el Papa y EEUU se queda más solo”. Para los medios controlados por el Gobierno cubano lo más importante quizá sea la critica a Washington realizada por el Santo Padre con una clarísima referencia al embargo que sufre la Isla desde 1962.

Aunque los sectores oficiales le han dado menos importancia a otras palabras más célebres en el resto del mundo: “Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad”. Quizá porque como dijo Raúl, ‘estamos de acuerdo en muchas cosas, pero discrepamos en otras’.

A pesar de ello, del menor entusiasmo de la población y de la represión previa a la disidencia que han establecido las diferencias entre la visita de Juan Pablo II y está, lo cierto es que el Gobierno cubano habría dado un trato más exclusivo a Benedicto que el que se le concedió a su antecesor.

O eso señalan algunos comentaristas que basan sus razonamientos en la presencia de Raúl Castro en lugares bien visibles en los dos actos celebrados por el Santo Padre en la Isla, tanto en Santiago como en La Habana. Una circunstancias señalada por la disidencia radical como prueba de la complicidad existente.

Más información

Scroll al inicio