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El bailarín cubano Carlos Acosta, empeñado en rescatar el centro de danza de Cuba

El célebre bailarín cubano Carlos Acosta ha mostrado su empeño en recaudar fondos para rescatar de las ruinas el centro de danza de Cuba, una joya arquitectónica diseñada por el arquitecto italiano Vittorio Garatti, encargada personalmente por Fidel Castro, que soñaba construir la mejor escuela de arte del mundo. El célebre bailarín cubano Carlos Acosta ha mostrado su empeño en recaudar fondos para rescatar de las ruinas el centro de danza de Cuba, una joya arquitectónica diseñada por el arquitecto italiano Vittorio Garatti, encargada personalmente por Fidel Castro, que soñaba construir la mejor escuela de arte del mundo. La construcción comenzó en 1961, poco después del triunfo de la Revolución, pero a medida que Cuba abrazaba el comunismo de estilo soviético, el proyecto fue criticado por considerarlo burgués y elitista. Los trabajos se interrumpieron en 1965.

Para ello, el bailarín ha reclutado al arquitecto británico Norman Foster con el fin de que le ayude a recaudar los fondos necesarios, que él estima en unos 10 millones de dólares.

La participación de Foster, con grandes vínculos con el mundo financiero internacional son una ventaja para recaudar fondos, pero ha alarmado a los que temen que el diseño original de Garatti pueda ser alterado. Recordar que Foster es famoso por su expresivo rediseño en vidrio y acero de estructuras históricas como la cúpula del Parlamento de Berlín y el patio del Museo Británico.

Garatti escribió una carta a Fidel y Raúl Castro quejándose de que el proyecto arriesgaba “privatizar” la escuela en una sociedad donde durante cincuenta años el Estado ha sido el principal patrocinador de las artes.

“Son mis mayores deseos poder lograr este proyecto en Cuba, pero podría perfectamente hacerlo en otro país, por ejemplo Inglaterra», dijo Acosta en una carta abierta en respuesta a las objeciones de Garatti.

“Mi deseo es dejar algo sólido por lo cual ser recordado. Aún después que la muerte me haya apagado. No les quepa la menor duda de que lo lograré de cualquier manera”.

Desde luego empeño, como decíamos al principio, no le falta.

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