NADA SE SABE del cónclave que ha elegido al cardenal argentino Jorge Bergoglio como el nuevo Papa. NADA SE SABE del cónclave que ha elegido al cardenal argentino Jorge Bergoglio como el nuevo Papa. Sin embargo, circulan fuertes rumores en La Habana que aseguran que el sucesor de Benedicto XVI, que pasará a llamarse Francisco I, contó con el apoyo del cardenal cubano Jaime Ortega.
Si esto fuera cierto, y dada la estrecha colaboración que Ortega ha mantenido en los últimos años tanto con el propio Benedicto XVI como con la Iglesia Católica de EEUU, se podría afirmar que estos últimos habrían apoyado al primer jerarca vaticano de origen latinoamericano que, a su vez, contaría con el beneplácito de aquel que renuncia.
En cualquier caso Raúl Castro, dicen las malas lenguas, anda un poco preocupado desde hace un par de días. A pesar de que el nuevo Papa, el argentino Jorge Bergoglio, parece mantener buenas relaciones con el arzobispo de La Habana, el menor de los Castro quiere recibir noticias de Roma cuanto antes –precisamente, fue de los primeros mandatarios en enviar su felicitación- para saber a qué atenerse.
Durante los últimos años el Vaticano ha sido un apoyo esencial para el Gobierno castrista, que a cambio guarda muy buenas relaciones con la comunidad católica afincada en la Isla. No conviene que el nuevo jerarca cambie de idea sobre la diplomacia ejercida por sus antecesores.
