Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La Bienal saca el Arte de sus espacios habituales y artistas internacionales toman las calles de La Habana

Algo que llevan los cubanos en su ADN, casi tanto como la música, es “el amor por la novedad y el figurao”, como dicen allí muchas abuelas. Algo que en estos días se les ha abierto la posibilidad de disfrutar a través de la XII Bienal de La Habana que, hasta el 22 de junio, acerca a los cubanos a cosas y sensaciones nuevas, otras no tan nuevas, y algunas hasta impensables hace tan solo semanas. Algo que llevan los cubanos en su ADN, casi tanto como la música, es “el amor por la novedad y el figurao”, como dicen allí muchas abuelas. Algo que en estos días se les ha abierto la posibilidad de disfrutar a través de la XII Bienal de La Habana que, hasta el 22 de junio, acerca a los cubanos a cosas y sensaciones nuevas, otras no tan nuevas, y algunas hasta impensables hace tan solo semanas.

Además, al celebrarse este evento no solo en las salas de los museos, que no muchos cubanos tienen la costumbre de visitar, sino también en plena calle e, incluso, en algunos de los barrios más “calientes” de la capital; el impacto y difusión están asegurados. No siempre en positivo ya que hay algunos casos, como el de Paquito, un habanero preocupado por el deterioro de su ciudad, quien asegura que “ahora no se puede diferenciar si lo que nos encontramos en cualquier esquina es un montón de escombros o una obra de arte”. Pero en la mayoría de las ocasiones, nos encontramos con cubanos que se han lanzado a descubrir las novedades traídas por cientos de artistas de todas partes, ya sean de México o el Congo, Corea del Sur, Alemania o Chile, sin faltar, a tono con los tiempos que corren, una amplia representación de Estados Unidos… Pero hay bastante más.

Sin ir más lejos, a lo largo del propio Malecón de La Habana, los miles que acuden cada día a disfrutar de la brisa del mar, hacer deportes o simplemente “ligar”, ahora se encuentran con el proyecto “Detrás del Muro”. Esta instalación incluye hasta una pista de “hielo” que desde su apertura recibe a entusiastas que sabían patinar o, en la mayoría de los casos, a aquellos que intentan aprender.

El proyecto del artista estadounidense Duke Riley consiste en un sucedáneo sintético recubierto con un lubricante especial que permite deslizarse sobre una pista montada en pocos días por una brigada nacional asesorada personalmente por Riley, quien defiende la existencia de espacios en apariencia ajenos a su entorno. En este caso una pista de «hielo» bajo el duro sol cubano que hace que Carlos, su novia y dos amigas, todos estudiantes de preuniversitario, están encantados porque como este mismo afirma: “Parece que quitaron el malecón de su lugar y de buenas a primeras llenaron este espacio de arena, pusieron sombrillas, tumbonas, palmeras y no hay quien diga que no estamos en la playa”.

Eso, sin contar quienes se detienen a contemplar, unos, con asombro; otros, hasta con expresión de asco; una pirámide de tartas que parecen derretirse al sol y de las cuales salen largas lenguas con evidente intención de engullirse la enorme golosina.

Por su parte, los que se embarcan en la lanchita que cruza la bahía hasta el poblado de Casablanca tienen la oportunidad de apreciar el nuevo rostro de la vieja estación del Tren de Hershey, el único que circula en Cuba a través de la electricidad. Otro logro de La Bienal. Y es que durante años la diminuta estación aledaña al embarcadero local languideció hasta degenerar en un rincón oscuro como las aguas de la rada. Pero el arte obró casi un milagro: El responsable es el veterano artista conceptual francés Daniel Buren, quien “intervino” la estación con el apoyo de la comunidad para embellecer algo hasta ahora deprimente.

Incluso Abel Prieto, exministro cubano de Cultura, ha reconocido el impacto de esa obra, a tono con el espíritu de la Bienal de sacar el arte de sus espacios habituales: «Ha sido un trabajo intenso y hermoso, y más allá del contexto de la Bienal, ojalá sea preservado para bien de la comunidad», declaró.

Buren es considerado una de las firmas más influyentes dentro del conceptualismo, con obras acogidas en el Museo Guggenheim, el Centro Pompidou y la Bienal de Venecia.

Más información

Scroll al inicio