En pocos años Cuba se convertirá en uno de los países con mayor cantidad de adultos de la tercera edad en el planeta, lo que preocupa a las autoridades, porque al mismo tiempo los índices de natalidad son muy bajos. Por ello, aseguran que hay que crear condiciones para asumir ese reto. En pocos años Cuba se convertirá en uno de los países con mayor cantidad de adultos de la tercera edad en el planeta, lo que preocupa a las autoridades, porque al mismo tiempo los índices de natalidad son muy bajos. Por ello, aseguran que hay que crear condiciones para asumir ese reto.
Pero al menos por el momento las medidas para paliar la situación y hacer más llevadera la vida de los viejitos y de quienes los atienden, no se aprecian. Incluso en cosas tan elementales como la disponibilidad en las tiendas de pañales para adultos.
Los “pampers”, como muchos los llaman, solo se encuentran de vez en cuando en las shoping, lo que implica precios fuera del alcance de muchos de los que los necesitan. Y aun así “vuelan” de las estanterías, adquiridos por revendedores o por quienes “se dan la puñalada en el bolsillo” para resolver la situación.
Con mejor suerte navegan los que tienen parientes “afuera”, a los cuales no piden otra cosa que no sean “culeros para abuelita”. En esto, como en todo, los cubanos han puesto a prueba su inventiva consiguiendo reciclar lo que está hecho para desechar.
El propio presidente Raúl Castro anunció hace tiempo la necesidad de edificar una fábrica de pañales desechables, pero desde entonces no se ha informado nada más. A este paso, algunos aseguran que “esos culeros no los usarán los abuelos sino los nietos que todavía están por nacer”.
