Algunas de las medidas para mejorar la educación superior en Cuba han levantado roncha en el alumnado. Sobre todo en lo referido al aprendizaje del inglés, asignatura que muchos estudiaban solo como “un mal necesario” para poder pasar de curso. Algunas de las medidas para mejorar la educación superior en Cuba han levantado roncha en el alumnado. Sobre todo en lo referido al aprendizaje del inglés, asignatura que muchos estudiaban solo como “un mal necesario” para poder pasar de curso.
El Ministerio de Educación Superior ha establecido que dominar esa lengua será en un futuro próximo requisito indispensable para graduarse de las universidades, pero al mismo tiempo, desaparecerá como asignatura de los currículos.
Solo se impartirá en forma de cursos o mediante recursos informáticos que ayuden a la formación autodidacta e incluso se aceptará que el estudiante lo aprenda como estime conveniente siempre que demuestre dominarlo.
Muchos están preocupados, porque en la secundaria y el preuniversitario no le prestaron atención a esa asignatura. La mayoría no pasó del “Tom is a boy” y ahora, de buenas a primeras, le exigen hablarlo con fluidez.
Solo les queda el alivio de que esa exigencia comenzará a partir del próximo, pero los interesados advierten que el tiempo para aprender es muy reducido y “hay que echarse a correr”.
Pero lo que sucede conviene, sobre todo a los maestros particulares. Algunos auguran un rápido florecimiento de las academias de idiomas privadas, que tímidamente han aparecido en los últimos años en La Habana y otras ciudades.
