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El alcalde de Miami busca rivalizar con La Habana por quedarse con las inversiones españolas

El alcalde de la ciudad de Miami, Tomás Pedro Regalado, ha recomendado “cautela” a las empresas españolas que quieran invertir en Cuba. Un anuncio que se produce justo después de que el Gobierno español haya filtrado a la prensa que el Gobierno de Raúl Castro estaría dirigiendo invitaciones formales a empresas del sector industrial español para que se instalen en la Isla. El alcalde de la ciudad de Miami, Tomás Pedro Regalado, ha recomendado “cautela” a las empresas españolas que quieran invertir en Cuba. Un anuncio que se produce justo después de que el Gobierno español haya filtrado a la prensa que el Gobierno de Raúl Castro estaría dirigiendo invitaciones formales a empresas del sector industrial español para que se instalen en la Isla.

Es decir, lo que trasciende a las declaraciones de hoy de Regalado es la lucha por decidir qué mercado se convertirá en la puerta de entrada de las empresas españolas al mercado americano. Lo que está en disputa no es tanto lo que puedan vender las empresas españolas en Cuba, sino todo lo que puede suponer su presencia en el mercado cubano que serviría para captar al turista estadounidense.

Según señalaba hace dos días el presidente de la Asociación Española de Franquiciadores, Xavier Vallhonrat, «es un buen momento para estar en Cuba, para ver qué se puede hacer y con quién». También para convertirla en un escaparate desde el que las empresas españolas podrían saltar a EEUU y a los países del Caribe. Es decir, Cuba sería la puerta de entrada a un mercado de más de 500 millones de consumidores. Papel que hasta ahora ha desempeñado tradicionalmente Miami.

En este sentido se entienden las declaraciones de hoy del alcalde de Miami, quien ha señalado en un encuentro con más de un centenar de empresarios en la sede de la patronal española CEOE que “en este momento no es seguro invertir en Cuba, porque las leyes no han cambiado. Inviertan en Miami, que es tan bonito como Cuba”. Una valoración en la que, pese al cambio de la situación en la Isla, coinciden también aquellos sectores más optimistas respecto a su futura evolución.

Así, el propio Vallhonrat reconocía en el reportaje citado que pese a las posibilidades que el país presenta para las marcas españolas, lanzar una franquicia en Cuba no está exento de riesgos. Y en este sentido remachaba: «para empezar por la todavía situación económica y comercial del país donde cualquier sector de actividad sigue estando controlado por el Gobierno; para continuar porque, debido precisamente a esa situación, no es fácil determinar qué tipo de cargas irán asociadas a la puesta en marcha y funcionamiento del negocio».

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