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Un Banco de Desarrollo ruso pone su punto de mira en Cuba

El Fondo ruso de Inversión Directa, dependiente del Banco de Desarrollo ruso, ha señalado su interés en invertir en países en los que ve “un fuerte potencial de crecimiento” entre los que ha señalado específicamente a Cuba y Egipto. En concreto, su director ejecutivo, Kirill Dmitriev, ha señalado a los puertos y aeropuertos de la Isla. El Fondo ruso de Inversión Directa, dependiente del Banco de Desarrollo ruso, ha señalado su interés en invertir en países en los que ve “un fuerte potencial de crecimiento” entre los que ha señalado específicamente a Cuba y Egipto. En concreto, su director ejecutivo, Kirill Dmitriev, ha señalado a los puertos y aeropuertos de la Isla como dos de sus objetivos potenciales.

De confirmarse la noticia que hoy ha adelantado Bloomberg, supondría un cambio en la estrategia del Fondo que fue establecido en 2011 para asegurar co-inversiones que fundamentalmente tuvieran lugar en el propio país asiático. Así, a lo largo de estos años, ha conseguido atraer a algunos de los principales vehículos de inversión del mundo ya que uno de sus requisitos es establecer negocios tan sólo con otros fondos que tengan al menos 1.000 millones de dólares bajo su gestión.

De esta forma, a lo largo de este año, el fondo ha recibido 10.000 millones de dólares de Arabia Saudi y el fondo soberano de Kuwait ha anunciado que duplicará la cantidad que ya había comprometido de 1.000 millones de dólares. Además, entre sus asociados podemos encontrar a los principales fondos de inversión de Abu Dhabi, como Mubadala, o de la República Popular China, como la China Investment Corporation (CIC); así como a contrapartes un poco más sorprendentes, si se tienen en cuenta las alianzas tradicionales de la geopolítica global, como organismos de Italia o Francia.

Sin embargo, Rusia atraviesa su primera recesión desde 2009, tanto por la bajada de sus principales exportaciones como el petróleo y el gas, como por las sanciones asociadas al conflicto ucraniano. Esto ha provocado que compañías como Franklin Templeton Investments o BNP Paribas SA, hayan abandonado el país. Por tanto, la necesidad de buscar nuevas alianzas y salir al exterior podría estar detrás de este cambio de estrategia.

Así, el fondo ruso dirige ahora su mirada hacia nuevos mercados atendiendo también a la nueva coyuntura cubana y al cada vez mayor auge internacional de la Isla. Y como parte de esas nuevas alianzas, más allá de fondos y vehículos soberanos de otros países, al Fondo le podrá resultar muy útil la experiencia y relaciones que ya ha tenido con algunos de los inversores del sector privado con los que ya ha colaborado en el pasado.

Estamos hablando de empresas como Citigroup, Blackstone, Goldman Sachs o Ernst & Young, que por las restricciones del embargo aún vigente también tienen fuertes incentivos para buscar formas más creativas de entrar en la Isla como podría ser un vehículo como éste. Del mismo modo, a la hora de considerar por dónde pueden ir los tiros, conviene tener en cuenta la experiencia internacional de algunos de los miembros del consejo directivo del Fondo: dos de tres de sus principales directivos provienen de Gazprom.

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