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Los nuevos ricos cubanos quieren colegios privados para sus hijos

Las nuevas categorías de autoempleo previstas en las reformas del modelo económico privado cubano han generado una incipiente clase media en el país caribeño. Las nuevas categorías de autoempleo previstas en las reformas del modelo económico privado cubano han generado una incipiente clase media en el país caribeño. Se calcula que existe ya en torno a medio millón de isleños que ejercen como ‘cuentapropistas’ y dentro de éstos aquellos con mayor acceso a la inserción de Cuba en los mercados de bienes y servicios globales incluso pueden ser calificados ya como ‘nuevos ricos’.

De su mano han llegado una nueva serie de demandas a la sociedad cubana como la de una educación ‘segregada’ para sus hijos. Como comentábamos esta misma semana, las cooperativas de profesores de lengua se han convertido en una vía intermedia a través de la cual se está comenzando a configurar dicha oferta.

Bien es cierto que aún en un estado muy precario a la espera de saber hasta dónde abrirá la mano el Gobierno de la Isla en sus ‘sectores emblemáticos’. Pero lo cierto es que, aunque sea precariamente, dicha oferta cubre un hueco intermedio ya que, por el momento, la única alternativa sería la de los colegios para extranjeros cuyo coste es de entre 2.000 y 3.000 pesos convertibles a dólares al año.

Significativamente, cambios como estos están siendo motivo de atención para ‘El Nuevo Herald. Si también en esta misma semana, ya analizaba el asunto de la educación privada en un extenso reportaje, como quien quisiera enviar un mensaje a la comunidad de negocios de Miami; acaba de publicar otra pieza aún más exhaustiva que sirve de recopilación de los sectores emergentes en la economía cubano con su apertura al capitalismo.

Bajo el título de «Cuba: las diferencias de clase llegan con los cambios», el periódico realiza un reportaje que funciona como análisis de dónde se encuentran las oportunidades de negocio en la Isla. Entre ellas, cómo no podría ser de otra forma, los sospechosos habituales como todos aquellos sectores que puedan aprovechar la alta cualificación de la mano de obra cubana, así por ejemplo los relacionado con la informática; y, obviamente, el turismo.

Pero también todos sus servicios asociados. Algunos más obvios como los agentes turísticos; y otros que responden a algunas asociaciones quizá menos evidentes como la necesidad de ‘emprendedores’ que renueven la flota de taxis de La Habana, o incluso de camiones para mudanzas o transporte.

Y finalmente los dos grandes sectores ‘de moda’: el de la hostelería asociado al cada vez mayor ‘hype’ de la gastronomía cubana; y otro (o mejor dicho, otros), aún más en boca de tantos. Se trata de todo aquello que tenga ver con la vida cultural cubana que según las publicaciones más especializadas convierte a La Habana en una suerte de Nueva York en los años 80. Es decir: conciertos, ballet, cine, teatro o exhibiciones de arte.

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