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La crisis política brasileña, oportunidad en las infraestructuras cubanas

Los diversos problemas por los que atraviesan los Gobiernos de los más antiguos aliados de Cuba en la región, junto al deshielo con EE.UU., dotan de una nueva perspectiva a las relaciones del país caribeño con sus socios tradicionales. La suspensión de la Presidenta brasileña, Dilma Rousseff, también está teniendo repercusiones en la coyuntura política de la Isla. Junto a los problemas que atraviesa el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, o la caída de otros ejecutivos ‘amigos’ como el de Argentina, lo cierto es que el Gobierno cubano se enfrenta a una pérdida de alianzas en la región.

Así, las autoridades del país caribeño han de asumir que más que probablemente ya no podrán seguir contando con los más de 1.500 millones de euros que han recibido en condiciones de crédito muy ventajosas durante los últimos 13 años del país carioca, según cifras que ha desvelado la agencia Reuters. Unas operaciones de financiación que estarían detrás de proyectos como el del Mariel.

Además, los programas por los que Cuba recibía divisas a cambio de doctores o profesores también podrían estar llegando a su fin. Al menos bajo su diseño y magnitud actual. Por ello, pese al nuevo momento de las relaciones entre Cuba y EEUU, las relaciones con los socios tradicionales como España vuelven a recuperar protagonismo.

Esta nueva coyuntura explica en parte los movimientos de estos días que han contribuido a dejar en segundo plano viejas rivalidades y animadversiones. “Creo que hemos alcanzado el punto más álgido en las relaciones entre España y Cuba en estos años”, declaraba ayer el ministro de Exteriores español García-Margallo tras su sorprendente reunión con el presidente cubano, Raúl Castro.

Un encuentro que, después de, y pese a, años de baldíos esfuerzos, se ha producido precisamente cuando García-Margallo se encuentra en funciones. Un punto de inflexión que, a juicio del aún titular de Exteriores puede servir para fortalecer las relaciones económicas, comerciales y de cooperación entre los dos socios tradicionales.

De esta forma, al igual que España hubo de superar su papel como impulsor de la Posición Común para aceptar un nuevo rol en el diálogo político y de cooperación alcanzado en el otro deshielo, entre Cuba y la UE; desde La Habana se acaba de rubricar un nuevo rol para nuestro país en cooperación en materia de Transporte.

Así, la ministra española en funciones de Fomento, Ana Pastor, y el titular cubano de Transporte, Adel Yzquierdo dieron vía libre a la posibilidad de cooperar en la gestión de transporte por carretera, marítimo o ferroviario; en mantenimiento de trenes; en la explotación de servicios aeroportuarios; en la estructuración financiera de dichos proyectos; o en la capacitación de profesionales; o en innovación.

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