El Instituto Cubano de Radio y Televisión anunció discretamente algo que si no constituye un hito en la pequeña pantalla nacional, anda cerca, porque son muchos los que hacen memoria y no recuerdan que en algún momento una telenovela cubana haya sido movida de la parrilla cuando aún no llega a la mitad de los capítulos trasmitidos. El Instituto Cubano de Radio y Televisión anunció discretamente algo que si no constituye un hito en la pequeña pantalla nacional, anda cerca, porque son muchos los que hacen memoria y no recuerdan que en algún momento una telenovela cubana haya sido movida de la parrilla cuando aún no llega a la mitad de los capítulos trasmitidos.
Se trata de “La sal del paraíso”, un culebrón de poco más de 80 capítulos que desde el principio recibió el rechazo del público mientras que las pocas críticas especializadas que se han tomado el trabajo de analizarla “la hicieron talco”.
Todos arremetieron contra ella porque además de su pobre realización –detalle nada novedoso en buena parte de las telenovelas nacionales- muestra en el reducido espacio de un edificio de apartamentos, El Paraíso, un compendio de personajes negativos y hasta despreciables que, dicen, llegan a dañar la sensibilidad de muchos televidentes y poco tienen que ver con la idiosincrasia de los cubanos en general.
De todas formas, la “medida” no fue tan drástica, aunque no son pocos los que piden “que la borren del mapa”, pues de tres frecuencias a la semana pasó a dos, y del horario estelar de las 8:30 de la noche, saltó a las 11:00, cuando ya muchos están yéndose a dormir y los que no, prefieren la telenovela brasileña de turno en el Canal Habana.
