La expresión de que Cuba es una fábrica de música y de músicos, no por ser un tópico es menos cierta. Muestra de ello es que el programa «Sonando en Cuba» ha vuelto a la carga en esta temporada veraniega, con el objetivo de “descubrir” nuevas voces en los más apartados rincones de la Isla. La expresión de que Cuba es una fábrica de música y de músicos, no por ser un tópico es menos cierta. Muestra de ello es que el programa «Sonando en Cuba» ha vuelto a la carga en esta temporada veraniega, con el objetivo de “descubrir” nuevas voces en los más apartados rincones de la Isla.
Su primera entrega fue el pasado año, y aunque al principio muchos le hicieron ojeriza porque “se parecía demasiado” a «Operación Triunfo», «La Voz Kid» y otros por el estilo. Sin embargo, con las semanas ha ido ganando audiencia hasta terminar con el mayor ‘rating’, tras la serie el policíaca de turno.
En esta edición reúne a 24 concursantes de las regiones oriental, central y occidental del país, que buscarán el triunfo interpretando ritmos puramente cubanos, desde la timba y la guaracha, hasta el son, la rumba y el bolero. Todo ello ‘empaquetado’ en los oropeles de un show televisivo, en vivo y en directo y con algunas de las principales figuras de la música cubana actual como mentores de los concursantes o como participantes.
No obstante, aunque en ‘Radio bemba’ hay expectación por el desenlace de la competencia, muchos se preguntan cuál es el “misterio” de que los triunfadores de la primera temporada, en vez de saltar al estrellato, “no se ven por ninguna parte”.
