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Los científicos cubanos se oponen a los recortes y reclaman reformas

Carlos Rodríguez Castellanos, doctor en Ciencias Físicas, Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana y Vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba, ha publicado una larga tribuna en Cubadebate, el medio digital más visible de la web cubana, que se puede considerar una auténtica declaración de intenciones del sector y una enmienda al Gobierno cubano. Carlos Rodríguez Castellanos, doctor en Ciencias Físicas, Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana y Vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba, ha publicado una larga tribuna en Cubadebate, el medio digital más visible de la web cubana, que se puede considerar una auténtica declaración de intenciones del sector y una enmienda al Gobierno cubano.

Castellanos no solo se manifiesta en contra del último presupuesto aprobado por el país caribeño ya que no recoge explícitamente las partidas dedicadas a investigación-desarrollo (I+D) ni a actividades científico-tecnológicas (ACT), sino que reclama la necesidad de ampliar las facilidades a la inversión exterior y la conexión con el sector privado.

Una reflexión que, además aclara que es «fruto de los análisis realizados con muchos compañeros de la Academia de Ciencias de Cuba, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Ministerio de Educación Superior, Biocubafarma y otras instituciones científicas del país» quienes consideran que el actual ‘status quo’ no permite «ni dirigir los recursos del Estado hacia sus objetivos priorizados, ni evaluar la intensidad y eficiencia de la ciencia cubana».

En lo referente al presupuesto critican que el crecimiento del PIB en la última década no se vio acompañado por un incremento de los recursos dedicados a I+D, por lo que ese indicador descendió hasta el 0,42% en 2014; mientras que la media mundial crece y es ya del 1,7%, y en la región de América Latina y el Caribe del 0,69%.

Pero las reclamaciones colectivas expresadas a través del doctor Rodriguez Castellanos, no solo no se acaban ahí; sino que suponen una auténtica hoja de ruta sobre las reformas que, según su juicio, debería empreder el sector de la Ciencia cubana en la actual coyuntura que, resaltan, se caracteriza por «las oportunidades que puedan presentarse, particularmente en el terreno de la inversión extranjera».

Sin embargo, se apunta que las autoridades cubanas estarían desaprovechando esas oportunidades ya que requerirían «tener muy claras las prioridades y los modos efectivos de emplear los recursos, para no desaprovecharlos». Algo que las autoridades cubanas estarían lejos de alcanzar a raíz del análisis del presupuesto que se refleja en la citada tribuna.

Todo ello, además, en contra de lo aprobado en el VII Congreso del PCC, que, según se explicita, preveía en su artículo 149: “Incrementar de forma sostenida el monto del financiamiento de la actividad de ciencia, tecnología e innovación y su crecimiento proporcional al PIB”.

Por ello, Rodríguez Castellanos solicita una serie de reformas como establecer un objetivo de inversión en I+D como fracción del PIB; establecer indicadores específicos tanto para recursos como para cantidad y calidad de resultados esperados; o potenciar la formación y retención en el sistema cubano de los recursos humanos más especializados.

En este sentido, señala que mientras el número de investigadores a tiempo completo o equivalentes por cada mil habitantes se incrementó hasta un 1,08 en el mundo y 0,48 en América Latina; en Cuba descendieron desde 0,49 en 2009 hasta 0,40 en 2013.

Mientras que, en lo referente a las facilidades a la inversión exterior y la conexión con el sector privado, Rodríguez Castellanos apunta a la necesidad de reformar el sistema de gestión de las universidades y su conexión con el mundo empresarial; de facilitar la financiación empresarial de objetivos de corto a medio plazo y reservar la estatal para prioridades estratégicas; o de la creación de una agencia para estos fines.

Así, estima que «en las condiciones en que se encuentra Cuba, será necesario que los dos componentes del financiamiento crezcan y que aumente la fracción del aporte empresarial hasta superar el 50%». Y en relación con la inversión extranjera apunta como modelo a Corea del Sur o al del propio país caribeño, durante los años noventa, en las industrias del níquel y el petróleo.

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