EN LA BARRA del legendario bar-restaurante Floridita, donde el escritor estadounidense Ernest Hemingway saboreó lo más autóctono de la coctelería de Cuba, 15 jóvenes cantineros de la Isla disputaron el título de ‘Rey del Daiquirí‘, y para sorpresa general, en un oficio dominado por hombres, una bella joven de ojos color aceituna, Dunia Rafa, fue coronada como gran campeona. EN LA BARRA del legendario bar-restaurante Floridita, donde el escritor estadounidense Ernest Hemingway saboreó lo más autóctono de la coctelería de Cuba, 15 jóvenes cantineros de la Isla disputaron el título de ‘Rey del Daiquirí‘, y para sorpresa general, en un oficio dominado por hombres, una bella joven de ojos color aceituna, Dunia Rafa, fue coronada como gran campeona.
Dunia, que actualmente trabaja en el recién reabierto Sloppy Joe´s Bar, de La Habana, acudió a esta quinta edición del certamen junto a un amplio grupo de profesionales entre los que había una no acostumbrada amplia presencia femenina.
“Para mí constituye un orgullo demostrar que la mujer también puede destacarse en un mundo que los hombres reservaban tradicionalmente para ellos”, dijo Dunia a los periodistas, muy alegre y todavía sorprendida por haber resultado vencedora. En el segundo y tercer lugar quedaron Yosvany Álvarez, del restaurante Don Cangrejo, y Bismark Chávez, de la Bodeguita del Medio, respectivamente.
La competencia consistió en preparar una cantidad de copas determinada por un jurado técnico y de expertos, de acuerdo con los estándares impuestos por el Floridita desde hace 110 años. Fundado bajo el nombre de La Piña de Plata en julio de 1817, ese bar-restaurante figuró entre los siete más famosos del mundo en la década de 1950 y actualmente aspira a lograr la categoría de Cinco Tenedores.
Según historiadores, el Daiquirí lleva el nombre de unas minas del oriente de la Isla, donde dos ingenieros extranjeros mezclaron ron, azúcar y limón, en busca de una bebida que los refrescara del intenso calor, tras concluir sus faenas. Cuando esta receta fue conocida en La Habana, fue mejorada en los salones elegantes al incorporársele unas gotas de marrasquino y hielo frappé.
