Conducir por las carreteras interprovinciales cubanas se ha convertido en un deporte de alto riesgo para los que por ellas transitan. Conducir por las carreteras interprovinciales cubanas se ha convertido en un deporte de alto riesgo para los que por ellas transitan. Los principales problemas que los conductores encuentran en ellas son el mal estado de la vía, la falta de señalización, la imposibilidad de acudir a un teléfono para avisar de una emergencia o la presencia de animales en la calzada.
Todos estos inconvenientes hacen que cada día el número de accidentes de tráfico aumente en la Isla, y el peligro duplica sus probabilidades cuando se conduce de noche.
En medio de la oscuridad, se puede observar a unos kilómetros antes de entrar en la capital los nuevos puntos de control policial, similares a la iluminación de un campo de fútbol con más de 20 torres de luces.
Una vez pasado el control, vuelve la oscuridad de las carreteras interprovinciales, con la famosa avenida Monumental y el propio malecón habanero.
