Carlos Lage ha recuperado en los últimos días, ante los dirigentes de las Asambleas Municipales del Poder Popular, algunos de los enunciados políticos sobre los que trabajaba Fidel Castro antes de que su enfermedad le obligara a ceder temporalmente el poder. Carlos Lage ha recuperado en los últimos días, ante los dirigentes de las Asambleas Municipales del Poder Popular, algunos de los enunciados políticos sobre los que trabajaba Fidel Castro antes de que su enfermedad le obligara a ceder temporalmente el poder. Así, conceptos como la “Revolución Energética” o la misma “Batalla de las Ideas” han reaparecido en el panorama cubano, aunque ahora con una dimensión más práctica y sin el acompañamiento de las palancas políticas que usó el comandante en su idea, fundamentalmente los hombres de las Juventudes Comunistas, ni la visualización del departamento gubernamental, nada menos que una vicepresidencia, que hasta hace poco menos de un año se ocupaba de desarrollar estas iniciativas.
Así las cosas, parece quedar claro que en el consejo de regencia la economía, al menos en su concepto más prágmatica, ha vuelto a manos de este vicepresidente que precisamente antes de que Fidel tuviera que dedicarse a luchar con su enfermedad parecía un tanto oscurecido dentro del Gobierno por otras figuras emergentes.
Y, en otro orden de cosas, a algunos observadores diplomáticos les ha sorprendido un tanto que Condoleezza Rice a su paso por Madrid haya rescatado el asunto de Cuba para mostrar sus discrepancias con la política española hacia la Isla, que parece basarse en el supuesto orillamiento que la diplomacia española ha hecho de los disidentes. Cómo le recordó el ministro Moratinos, en la rueda de prensa conjunta, parece difícil que EEUU, sin embargo, pueda acreditar tantos contactos con este colectivo como los que han mantenido las autoridades españolas. Rice tampoco se extendió a la hora de aclarar, por ejemplo, cómo el bloqueo no impide que el comercio bilateral entre su país y la Isla refleje un saldo favorable para EEUU de unos 70 millones de euros al año, pagados en efectivo. Una cifra que España no ha conseguido jamás en todos estos años.
