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La Iglesia Católica está dispuesta a jugar un papel determinante en el futuro de Cuba

En 15 días...

El proceso electoral cubano sigue su curso previsto y culminará, por lo tanto, el próximo 20 de enero con la elección de los miembros de la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, un cónclave que tendrá que encargarse de aprobar las reformas económicas y sociales que han insinuado en los últimos seis meses tanto Raúl Castro, como el resto de los miembros del cónclave colegiado que ha ostentado provisionalmente el poder desde que Fidel se viera obligado a cederlo en julio de 2006. El proceso electoral cubano sigue su curso previsto y culminará, por lo tanto, el próximo 20 de enero con la elección de los miembros de la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, un cónclave que tendrá que encargarse de aprobar las reformas económicas y sociales que han insinuado en los últimos seis meses tanto Raúl Castro, como el resto de los miembros del cónclave colegiado que ha ostentado provisionalmente el poder desde que Fidel se viera obligado a cederlo en julio de 2006. Unas reformas que además, según uno de los últimos documentos firmados por el líder revolucionario que han llegado a los medios de comunicación nacionales e internacionales, contarían con su bendición expresa.

Ese espaldarazo al proceso en curso ha sido recibido con estusiasmo por sectores muy diversos que piensa ahora que sí nos acercamos a un proceso de cambios en la Isla, aunque algunos duden del contenido real que pueden tener estas mutaciones impulsadas por los actuales dirigentes. Además, sea cuál sea su alcance, sobre lo que tampoco hay demasiada certeza es cuál será el calendario de aprobación de estas reformas, una cuestión que no es baladí, porque ya se sabe que en el manejo discrecional de los tiempos y las agendas políticas reside buena parte del ejercicio del poder. Para lo bueno y para lo malo, según los casos.

Pero sea cuál sea el calendario, como ha recordado en estos días el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, la Iglesia Católica cubana, quiere acompañar este cambio desde el dialógo y la colaboración. Y aunque quizá se trate simplemente de una coincidencia ecuménica, lo cierto es que el vicesecretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, llegará a la Isla en visita oficial en febrero, justo cuando la nueva Asamblea esté a punto de arrancar. Quizá sea bueno recordar a los menos informados que la Iglesia Católica tiene ahora un poder político y social nada despreciable en la mayor de las Antillas. Y está claro que aspiera a incrementar su influencia en el futuro.

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