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Los cubanos empiezan a nutrir algunas colas para el cambio

En 15 días...

La ávidez porque algo cambie que empieza a cundir entre la población cubana se ha dejado notar en los últimos días en los intensos rumores que corren por todas las poblaciones del país sobre la posibilidad, casi inminente, de que las autoridades de La Habana planeen dotar al peso cubano de algún valor adicional. La ávidez porque algo cambie que empieza a cundir entre la población cubana se ha dejado notar en los últimos días en los intensos rumores que corren por todas las poblaciones del país sobre la posibilidad, casi inminente, de que las autoridades de La Habana planeen dotar al peso cubano de algún valor adicional. Como consecuencia de las continúas emisiones de Radio Bemba (que el nombre que reciben en Cuba estos rumores callejeros) en este sentido, durante la semana pasada no resultó extraño el encontrarse en distintos puntos de la capital del país con las colas espectaculares que se formaban ante las cadecas, los establecimientos oficiales dedicados al cambio de moneda. Los ciudadanos tenían prisa por deshacerse de sus pesos convertibles, o cucs, para conseguir pesitos cubanos, una moneda cuyo valor oficial como elemento de transacción se circunscribe al limitado circuito de los bienes aún adquiribles en lo que se denomina moneda nacional.

La población parece estar esperanzada y desea por lo mismo tener ahora más pesitos, una circunstancia que prácticamente había dejado de darse en la Isla, en la confianza de que esos pesitos, una vez fortalecidos por alguna medida oficial les sirvan luego para conseguir más cucs que los que tienen ahora y les permitan, por lo tanto, tener un mayor poder de compra en el cada vez más nutrido mercado de bienes y servicios que sólo pueden adquirirse con la divisa convertible.

Los expertos, aunque no descartan la hipótesis de la revalorización del pesito, sí dudan de su eficacia real, más allá de lo que podría suponer como campaña de imagen. No creen fácil que con un pesito más fuerte y de renovada pujanza frente al convertible, los precios de aquello que hay que abonar puntualmente con cucs puedan mantenerse estables. Cuando menos se trata de una ecuación con múltiples incógnitas y muy díficiles de despejar.

En cualquier caso, esas colas frente a las cadecas sirven para avalar las ganas que tienen los cubanos de que algo cambie a mejor y la esperanza depositada en que la nueva nomenclatura cubana sea capaz de alumbrar nuevos caminos.

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