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Los cubanos ven con cierta inquietud las subidas que experimentan algunos precios de productos de consumo

En 15 días...

Cuando apenas han transcurrido dos semanas desde que el Gobierno cubano anunció el último ajuste al alza de algunos salarios, ya se han producido varias subidas de precios en productos que, si bien no son de primera necesidad en ningún caso, forman parte de la cesta habitual de la compra de los ciudadanos de la Isla y en bastantes casos se consumen con asiduidad. Cuando apenas han transcurrido dos semanas desde que el Gobierno cubano anunció el último ajuste al alza de algunos salarios, ya se han producido varias subidas de precios en productos que, si bien no son de primera necesidad en ningún caso, forman parte de la cesta habitual de la compra de los ciudadanos de la Isla y en bastantes casos se consumen con asiduidad. Un ejemplo concreto, podría ser la cerveza nacional cuyo coste ha subido en los dos formatos en los que puede adquirirse en las tiendas. Los ciudadanos han pasado de pagar 80 centavos por botella de cristal y 90 centavos por lata a abonar un ‘CUC’ (peso convertible) en ambos casos. La anécdota se ha convertido en ironía callejera y algunos bromistas ya extienden la especie de que hay que tener mucho cuidado con estos anuncios de subidas salariales porque suelen producirse en paralelo con alzas en los precios de los productos de consumo, de tal modo que con más sueldo se tendría menos capacidad de compra.

En cualquier caso, como suele suceder, este proceso de subidas de precios ha venido acompañado en los días previos al anuncio oficial de ciertos acaparamientos en la cadena del comercio minorista que, al menos en La Habana, han provocado un cierto desabastecimiento de los bienes de consumo afectados por las subidas en los estantes de las tiendas.

Sin embargo, inconvenientes aparte, ‘Radio Bemba’ (el nombre que reciben en Cuba los rumores callejeros) emite muchas buenas noticias que hablan de nuevos movimientos aperturistas variados y la sensación de la ciudadanía aún contiene buenas dosis de expectativas esperanzadoras. Y también hay algunas realidades perceptibles y concretas que apoyan estos buenos deseos. Por ejemplo, la mejora que ha experimentado el transporte público en La Habana que cada vez funciona más correctamente.

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