El pasado 1 de enero se cumplió el 50 Aniversario de la Revolución cubana, una fecha histórica que, sin embargo, no ha tenido en la Isla la repercusión que cabría esperar, por lo menos en cuanto a lo que celebraciones se refiere. Desde todos los medios oficiales se ha echado de menos, y mucho, la presencia de Fidel Castro. El pasado 1 de enero se cumplió el 50 Aniversario de la Revolución cubana, una fecha histórica que, sin embargo, no ha tenido en la Isla la repercusión que cabría esperar, por lo menos en cuanto a lo que celebraciones se refiere. Desde todos los medios oficiales se ha echado de menos, y mucho, la presencia de Fidel Castro. No sólo en apariciones públicas, sino también en sus habituales “Reflexiones Periodísticas”, de las que al menos se esperaban comentarios sobre las últimas visitas presidenciales a La Habana y, por supuesto, del aniversario. Explicaciones hay para todos los gustos. Desde la posibilidad de un empeoramiento de la salud del líder revolucionario, hasta los que han querido ver en estos dos años sin presencia física del mayor de los Castro otra explicación más imaginativa.
Tampoco han ayudado a calmar las especulaciones las últimas declaraciones de su gran amigo y aliado, el presidente venezolano Hugo Chávez, asegurando sin ningún tipo de reparo que Fidel no volverá a aparecer en público, aunque “vivirá siempre, más allá de la vida física”. Unas palabras que han dado mucho de qué hablar, también en el exilio de Miami. Lo único cierto es que se han cumplido 50 años desde que los “barbudos” entraron en La Habana, y, contra todo pronóstico, las celebraciones en la Isla han estado marcadas por una modestia suma. Modestia que, por otra parte, se corresponde con la forma del ejercicio de gobierno de Raúl Castro y su reducido equipo de hombres. Parece que se quiere ver una especie de traslación de las formas de Fidel, que significaban un pacto enunciativo con los ciudadanos, a iniciativas del Gobierno de Raúl, con destinatarios puntuales y de ámbito social más reducido. Resulta así más que evidente que las autoridades permanecen expectantes, tal y como ya ha puesto de manifiesto Raúl Castro en la conmemoración del Aniversario de la Revolución. Ahora sólo queda esperar al nuevo inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, que tomará posesión el 20 de enero. Ese será sin duda el punto que definirá el nuevo horizonte de la Isla. Un futuro que igual resulta menos emocionante de lo que algunos imaginan.
