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Con el tiempo y un ganchito

Radio Bemba

En El asunto del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos sigue siendo pan caliente en Radio bemba, e interesa a todos, tirios y troyanos y hasta a los santos africanos, que «hablaron» de ello en los caracoles de la Letra del Año, mucho antes de que se iniciaran en firme las conversaciones los días 21 y 22 de enero. En El asunto del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos sigue siendo pan caliente en Radio bemba, e interesa a todos, tirios y troyanos y hasta a los santos africanos, que «hablaron» de ello en los caracoles de la Letra del Año, mucho antes de que se iniciaran en firme las conversaciones los días 21 y 22 de enero.

Los sacerdotes de la santería cubana aconsejaron a los dirigentes de Cuba y EE.UU. obrar con inteligencia en la nueva etapa que se abre entre ambos países y a no dejarse influenciar por «personas malintencionadas» que quieran «tirar piedras» a ese proceso.

«Baba Eyiobe está aplaudiendo la decisión de los dirigentes que el pasado 17 de diciembre decidieron dejar de usar las armas para empezar a usar la base fundamental del diálogo, el entendimiento y la palabra», dijo por esos días el babalao Lázaro Cuesta, respetable miembro de la comisión que organiza la ceremonia de la Letra desde hace muchos años.

Y parece que las delegaciones de ambos países siguieron el consejo, pues ambas se congratularon públicamente de haber sostenido un diálogo «productivo, concreto y respetuoso» que también dejó en claro las enormes diferencias de criterios que existen sobre bastantes asuntos.

Ello ha llevado a quienes pensaban que la solución de los rifirrafes de más de medio siglo iba a ser de un día para otro, a poner los pies definitivamente en la tierra.

«La cosa va para largo» es la escueta conclusión de Augusto y de muchos otros.

Augusto es un abogado que por esos días estaba de vacaciones y en vez de andar paseando por ahí, dedicó buena parte del asueto a mantenerse clavado ante el televisor pendiente de las informaciones en vivo de la cadena Telesur, de los reportes del Noticiero Nacional de Televisióny de las noticias del diario Granma, cuyas páginas intentó leer hasta entre líneas y a trasluz, para sacar la mayor cantidad de conclusiones posibles, dada la discreción, previsible y comprensible, de los participantes en el diálogo.

«Al final, lo único claro para mí es que si en algo se pusieron de acuerdo, es en que no estamos de acuerdo en casi nada y hay que seguir hablando», le confesó no sin decepción a su colega Osmany, tras analizar con detenimiento las conclusiones públicas del encuentro.

«Esto pica y se extiende. Las delegaciones lo que hicieron fue recoger las opiniones de la otra parte, para analizarlas bien arriba en cada país, sacar sus conclusiones, buscar algún acotejo en lo que sea posible y ponerse de acuerdo para volver a reunirse. Y eso mismo pasará una y otra vez, así que vamos a tener tiempo de aburrirnos, aunque por lo menos parece que hay voluntad de ambas partes por avanzar», fue el puntillazo de Osmany.

Unos piensan que el enorme entusiasmo inicial de la mayoría fue resultado de la sorpresiva noticia que todos deseaban y nadie esperaba, pero poco a poco las aguas han ido tomando su nivel y ahora solo aspiran a que los beneficios intuidos como resultado del posible restablecimiento de los relaciones «comiencen a caer, aunque sea de a poquitos», antes de que estas se hagan realidad.

Por lo pronto, Carmen, una peluquera de la barriada de La Víbora, ya está a la espera de los fondos que su hermano radicado en Nueva York le anunció que le mandaría para que pueda montar «en grande» su negocio, ahora que Obama autorizó un considerable aumento del monto de las remesas que se pueden enviar a la isla y la posibilidad de invertir algunos capitalitos para apuntalar a los florecientes emprendedores privados en la isla.

Como ella, muchos otros cuentapropistas se frotan las manos, porque la espectacular pero realmente modesta apertura anunciada por Obama viene por ese rumbo, al menos mientras no se elimine totalmente el embargo-bloqueo que, como dice convencido Osmany, «llegará, pero con el tiempo y un ganchito».

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