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En los balances del año en Cuba habra paginas para narrar el aumento de los delitos economicos

En 15 días...

Estos últimos compases de 2011 invitan a introducirse en una antesala del balance general del año. Estos últimos compases de 2011 invitan a introducirse en una antesala del balance general del año. Quizá una de las formas más precisas de ‘etiquetar‘ lo acontecido durante los últimos 365 días en Cuba sería aplicarle una definición parecida a ésta: el año en que se anunciaron algunas reformas, más o menos impactantes, muchas de las cuales se encuentran en distinto grado de ejecución. Eso sí, casi siempre con el peso, más o menos esperable, de una letra pequeña que dificulta el buen desarrollo de algunas de las normas. Como suele suceder en estos casos, es posible, sin embargo, que, finalmente, la práctica en el ejercicio de las posibilidades abiertas por los reglamentos haga necesario que, más pronto que tarde, muchas de estas disposiciones tengan que revisarse para eliminar algunas de estas trabas iniciales.

Otra de las características que ha tenido este año, tan cercano a su final, es el vertiginoso aumento experimentado por los inquilinos de los centros penitenciarios de la mayor de las Antillas. El motivo es la llegada de una nutrida nómina de representantes del capítulo de la delincuencia económica, casi inédito o meramente circunstancial en los años anteriores, y que ahora, de repente, parece haberse disparado. Tanto que casi resulta difícil para los viajeros habituales que visitan el país unas cuántas veces al año, andar por La Habana, sin encontrarse con algún ciudadano que no se manifieste dispuesto a contarle al extranjero el episodio de estas características que ha protagonizado algún amigo, pariente, o persona próxima. Todos ellos habrían acabado dando con sus huesos en el correspondiente instituto correccional bajo acusaciones de haber realizado prestidigitación con dineros públicos. En cualquier caso, la tendencia es tan acusada que ya hay analistas, diplomáticos y callejeros, que interpretan la oleada de detenciones, juicios, sentencias y encarcelamientos, como un nuevo indicio de que el Castrismo se aproxima a su fin a una respetable velocidad de crucero.

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