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Los cubanos de a pie tenían razón al esperar más bien poco del nuevo cónclave comunista

En 15 días...

Terminó esa primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba y habría que hacer una reflexión urgente: los cubanos de a pie tenían razón al esperar poco, pero que muy poco, del evento. Terminó esa primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba y habría que hacer una reflexión urgente: los cubanos de a pie tenían razón al esperar poco, pero que muy poco, del evento. Y no sólo porque Raúl, en los días previos al inicio del cónclave, ya hubiera hecho la correspondiente acotación y explicado que se trataba de una reunión en la que iban a tratarse temas partidistas y de la que no se derivarían grandes anuncios relacionados con el agobiante día a día de la población.

Con estas declaraciones el presidente cubano ya se había corregido a sí mismo, puesto que en los momentos de cierre del último congreso comunista cubano, celebrado en abril del pasado año, definió esta reunión como una especia de prórroga de la anterior, donde acabarían de tomar cuerpo esas reformas dibujadas en los ya archifamosos lineamientos e, incluso, quizá se abordará el tema pendiente de la renovación de los altos cargos, toda vez que la octogenaria cúpula cubana no va a ser eterna. Aunque quizá le gustaría serlo.

Pero esa escasez de resultados tangibles que ha vuelto a producirse también da pie a la aparición de una secuencia que se consolida, puesto que tras cada reunión de conclusiones inexistente que celebra ese partido que antaño fue todo poderoso, para los habaneros, con su ironía y retranca famosa en todo el mundo, los participantes se asemejan cada vez más a un guateque de zombies, como si los militantes que participan en ellas fueran personajes de la serie ‘Walking Dead‘, esa serie tan de moda en el país que se extiende al otro lado del estrecho de la Florida, y en el resto del mundo, que algunos de los locutores de Radio Bemba con más recursos consiguen ver en sus televisiones.

Por cierto que también los cubanos que viven en EEUU, sobre todos los que llevan menos tiempo allí tienen la misma impresión sobre algunos de los popes del anticastrismo que aún quedan en activo. Quizá sólo se trate de una curiosa coincidencia.

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