Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Los cambios en Cuba se producen con el particular ritmo de su famosa clave del son

En 15 días...

Como pasa con la clave del son cubano, el ritmo de las reformas y de los cambios que se están produciendo en el país, es sabroso y marcado, pero poco perceptible para quienes no ‘cacen‘ al vuelo los acentos en los tiempos débiles que caracterizan a esta gran música. Quienes ‘entienden‘ de esto, sin embargo, sí se dan cuenta de que pasan cosas. Como pasa con la clave del son cubano, el ritmo de las reformas y de los cambios que se están produciendo en el país, es sabroso y marcado, pero poco perceptible para quienes no ‘cacen‘ al vuelo los acentos en los tiempos débiles que caracterizan a esta gran música. Quienes ‘entienden‘ de esto, sin embargo, sí se dan cuenta de que pasan cosas. Y muchas.

Quizá la primera sorpresa que pueda llevarse alguien tras una somera observación a los asuntos más singulares que le salen al paso sea que, en contra lo que creerían casi todos, en este momento, hay no menos de media docena de vuelos comerciales diarios entre EEUU y La Habana. Lo que supone que, además de la afluencia constante de pasajeros hacia la Isla, también existe una importante movilidad de carga entre ambas naciones. Suministros que, por cierto, también se reciben por vía marítima.

También puede resultar curioso que sea un hijo de Fidel Castro el último ganador del único torneo de golf que se celebra en la Isla. O que los ‘timbiriches‘ de los merolícos, esos pequeños gestores de la microeconomía de la ‘resolvedera‘ cubana, vayan a ser desmontados por decreto para que su comercio se realice en locales más sólidos, con un casero de excepción: el Estado cubano. Circunstancia que, por otra parte, será un nuevo signo de normalidad, sin duda.

De momento, los observadores continúan sin ver claro quién será el ‘hereu‘ que sucederá a la actual gerontocracia en el poder. Pero, los sabios de la penumbra habanera recomiendan seguir con mucha atención los movimientos del ‘gordito‘ Murillo Jorge, el llamado zar de la Economía. También anda por ahí Díaz Canel, con su vicepresidencia flamante. Los observadores más avezados dicen que lo mejor que se le puede atribuir es un excelente olfato para mantener siempre un perfil bajísimo. Eso demuestra que conoce más que bien la particular orografía del poder cubano. Sabe, por ejemplo, que cualquier intención de destacar por encima del resto es, probablemente, tener ganado un accésit para terminar inmerso en un peligroso ‘plan pijama‘.

Más información

Scroll al inicio