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España debería acelerar para recuperar el tiempo perdido antes de que sea demasiado tarde

En 15 días...

Poco a poco, y con la morosidad habitual con la que se conocen las noticias cuando se trata de Cuba, algunos medios, sobre todo de Internet y preferentemente estadounidenses, van desvelando la letra pequeña de los acuerdos bilaterales suscritos por Cuba y EEUU tras su decisión oficial de relanzar sus relaciones bilaterales. Poco a poco, y con la morosidad habitual con la que se conocen las noticias cuando se trata de Cuba, algunos medios, sobre todo de Internet y preferentemente estadounidenses, van desvelando la letra pequeña de los acuerdos bilaterales suscritos por Cuba y EEUU tras su decisión oficial de relanzar sus relaciones bilaterales. Como siempre, los verdaderos frutos de la negociación, al menos desde el punto de vista de la economía, sólo pueden apreciarse si uno está muy atento a las disposiciones que van publicando las diferentes oficinas del Departamento del Tesoro estadounidense que tienen potestad ‘normativa‘ sobre algunos asuntos. Y más vale no dar nada por hecho. Porque, en ocasiones, las disposiciones más jugosas, y con más potencial de futuro, aparecen semiocultas en levantamientos de algunas prohibiciones, aparentemente inofensivas. Así, la nueva posibilidad de importar servicios, es decir contratar trabajos directamente en Cuba y abonarlos allí, que se acaba de autorizar, abre la primera puerta relevante de verdad. También explica, por ejemplo, el hasta ahora incomprensible interés de las grandes tecnológicas estadounidenses en los asuntos de la Isla. Todo está preparado ya para que la mano de obra especializada que Cuba tiene en muchos sectores de futuro, como la informática, por ejemplo, trabaje desde casa para los emporios de Silicon Valley. Una especie de nueva India, con la ventaja del clima, la cercanía y otras cuantas características que le conceden un gran valor añadido. Como siempre, tardaremos otros cuántos meses en descubrir quién pone la primera piedra en este edificio, pero lo cierto es que los cimientos ya están perfectamente preparados, con todo lo que esto significa. Y mientras, unos corren otros siguen sin encontrar el ritmo para enfrentarse a los cambios que van a producirse mucho antes de lo que parecía hace sólo medio año. La Unión Europea ha empezado a dar la cara ahora, al menos desde el punto de vista institucional, pero claramente parte con bastante retraso en una carrera que EEUU empezó a correr hace unos cuantos años. Aunque esa esclerosis demostrada por la diplomacia de Bruselas en muchos ámbitos ha sido contrarrestada por algunos países europeos como Francia o Reino Unido con el mantenimiento de una agenda propia de negociación. Evidentemente, nada parecido a lo realizado hasta ahora por España en un país del que fue durante años socio comercial prioritario. Ahora toca acelerar para recuperar el tiempo perdido antes de que sea demasiado tarde.

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