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Rigor, inteligencia e instinto marcan el trabajo de la actriz cubana Isabel Santos

ISABEL SANTOS es una consagrada dentro del público cubano, que casi unánimemente la sigue en todas su actuaciones en teatro, televisión y cine, porque se mueve con total seguridad dentro de un diapasón que va desde la comedia a la tragedia encarnando todo tipo de personajes, sin fisuras, que aun cuando sean secundarios, se roban la pantalla. ISABEL SANTOS es una consagrada dentro del público cubano, que casi unánimemente la sigue en todas su actuaciones en teatro, televisión y cine, porque se mueve con total seguridad dentro de un diapasón que va desde la comedia a la tragedia encarnando todo tipo de personajes, sin fisuras, que aun cuando sean secundarios, se roban la pantalla.

Y aunque hacía tiempo que no aparecía, pues se plantó tras las cámaras para dirigir con éxito varios documentales, ahora ha vuelto a la carga para satisfacción del público, con dos actuaciones memorables en ‘Vestido de Novia‘, cinta dirigida por Marilyn Solaya, en la que interpreta a un bisexual, y en ‘La pared de las palabras‘, de Fernando Pérez, como una madre que lo abandona todo para dedicarse por completo su hijo parapléjico.

Son dos papeles retadores como prácticamente todos los que ha interpretado desde que se graduó en la Escuela Nacional de Arte en 1982.

Baste recordar, por solo mencionar algunos, desde la Nereida, en ‘Clandestinos‘, el papel que le permitió ganar varios premios internacionales; la Mascavidrios de ‘La Botija‘; la oportunista y deshonesta Sissy de ‘Adorables mentiras‘; la mujer común de pueblo en ‘Barrio Cuba‘; o la escritora envejecida que contribuye a prostituir al joven protagonista de ‘Los dioses rotos‘.

El rigor, la inteligencia y el instinto marcan el trabajo de Isabel Santos, aunque la actriz aseguró, en una reciente entrevista concedida a Cubadebate, con su franqueza característica que “uno nunca marca nada, marca el director. El actor pone o quita, si te dejan. En cada película que hago trato de tener ese mismo discurso del director, de eso no te puedes salir. Yo formo parte de una sociedad, de una generación con muchos sueños y que quiso cambiar muchas cosas. Todavía sigo teniendo sueños, porque si no, como dice uno de los personajes en Regreso a Ítaca: tomo una soga y me ahorco”.

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