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En EEUU hay un renovado interes por intervenir con protagonismo concreto en el post-castrismo

En 15 días...

Los paseos de Mel Martínez por Madrid en estos días, han puesto de manifiesto el entusiasmo con que el senador por Florida ha abrazado la causa que patrocina una parte del anticastrismo intensivo últimamente y que ahora se presenta plagado de matices algo diferenciadores en sus ambientes menos radicales. Los paseos de Mel Martínez por Madrid en estos días, han puesto de manifiesto el entusiasmo con que el senador por Florida ha abrazado la causa que patrocina una parte del anticastrismo intensivo últimamente y que ahora se presenta plagado de matices algo diferenciadores en sus ambientes menos radicales. Los discursos de Martínez en España vienen a coincidir con otros movimientos de algunos colectivos estadounidenses que ponen de manifiesto el renovado interés de EEUU por tener un protagonismo concreto en el postcastrismo. Aunque ahora muchos de los promotores de las nuevas tendencias en la política exterior hacia Cuba parecen apostar por reconocer a los ciudadanos cubanos sus actuales derechos de propiedad.

Una decisión que va a traer consigo fuertes diferencias con ese sector que en Miami y su entorno había convertido en negocio, presente y futuro, la adquisición de los derechos de propiedad históricos de los exiliados. Estos especuladores que, en algún momento, tuvieron un fuerte impacto sobre el exilio radical y su orientación política pueden establecer líneas de confrontación contra las nuevas direcciones que parece querer tomar el futuro desembarco de los estadounidenses en la Isla.

En el caso de las propiedades agropecuarias no va a haber demasiados problemas, dada la amplia titularidad estatal del agro. Y en el caso de quienes residen en Cuba, lo cierto es que han pagado sus apartamentos y poseen sus títulos de propiedad, en los que está, eso sí, limitada su venta o traspaso. Pero son títulos perfectamente reconocidos por el Estado cubano que, además, goza de plena legalidad internacional como demuestra su integración en la ONU y en otros muchos organismos supranacionales. De modo que reconocer la propiedad del propietario no parece una estrategia demasiado nueva. Y quizá no lo sería de no haber mediado el floreciente negocio del que hablábamos antes y al que la Helms-Burton sirvió de cobertura legal.

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