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Obama llega a la próxima Cumbre de las Americas con el proposito de hablar de todos los temas pendientes

En 15 días...

Tras el peregrinaje de altos dignatarios latinoamericanos que se ha producido en Cuba durante los últimos meses, en una suerte de romería de líderes que no se recuerda en la Isla desde tiempos inmemoriales, queda por ver lo que sucede en la V Cumbre de las Américas que se celebrará en Trinidad y Tobago entre los días 17 y 19 del próximo mes de abril. Tras el peregrinaje de altos dignatarios latinoamericanos que se ha producido en Cuba durante los últimos meses, en una suerte de romería de líderes que no se recuerda en la Isla desde tiempos inmemoriales, queda por ver lo que sucede en la V Cumbre de las Américas que se celebrará en Trinidad y Tobago entre los días 17 y 19 del próximo mes de abril. Un evento al que la mayor de las Antillas no está invitada pero en el que se esperan novedades que afectarán a La Habana. De hecho, los emisarios de Obama en la región, entre otros el vicepresidente Joe Biden, ya han dejado claro que Washington está dispuesto a hablar de todo. Incluso del futuro de sus relaciones con la Isla.

Mientras, los habaneros más socarrones, comentan que la ‘macrocrisis‘ de Gobierno que llevó a cabo Raúl Castro hace un mes ha servido para confirmar sus comentarios. Según estos bromistas, el baile de ministros, los ceses y la remodelación del Gabinete habrían servido sobre todo para dejar claro a cualquier observador exterior interesado quién manda, quién detenta el poder y quiénes son los únicos que tienen capacidad transaccional sobre cualquier asunto que pueda afectar al futuro de Cuba. La duda está, remachan los chistosos, en saber si el destinatario del mensaje lo ha recibido o no.

Mientras, al otro lado del estrecho de Florida, con la excepción de los gritos de oficio del sector anticastrista radical, las novedades se producen con muy poco ruido y de la forma que más nervios puede generar entre los dirigentes habaneros. Por ahora la nueva administración se ha limitado a dejar sin presupuesto a los organismos encargados de controlar el cumplimiento de las disposiciones aprobadas por la Administración Bush para endurecer el embargo. No parece mucho y, sin embargo, con esa simple disposición surgen muchas posibilidades de aparente tono menor para incrementar la relación entre los cubanos de las dos orillas y, por lo mismo, surgen brechas en esa anomalía histórica y política contra la razón llamada embargo que ha marcado las relaciones entre Washington y La Habana durante cinco décadas.

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