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Telenovelas

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Los seguidores de las telenovelas, que en Cuba son muchos, por estos días andan a medias entre el entusiasmo y la insatisfacción. Los seguidores de las telenovelas, que en Cuba son muchos, por estos días andan a medias entre el entusiasmo y la insatisfacción.

Están felices, porque apenas sin darles tiempo a coger un aire, se terminó el culebrón brasileño ‘Paraíso Tropical’ y comenzó, igualmente de lunes a viernes en horario estelar, otro producto de O Globo, ‘Dos Caras’, una producción del 2007 que, como su sucesora, tiene entre los protagonistas, los antagonistas y los extras a una constelación de estrellas, o por lo menos, a un elenco ya bien conocido en la isla.

“Me encantan las novelas brasileñas” es el comentario frecuente de muchos televidentes que con tal de pasar un rato de divertimento ante el televisor, no andan pensando mucho en la calidad de los guiones con tal de que, por lo menos, sean entretenidos.

“‘Paraíso tropical’ estaba llena de paquetes, pero las vistas de Copacabana eran tan lindas, al igual que la música y las actuaciones, que uno se refrescaba sin necesidad de ir a la playa”, dice Carmita, una adolescente más preocupada por la ropa que visten las protagonistas que por la falsa imagen de un Río de Janeiro que, haciendo gala del título del culebrón, dejó a las favelas totalmente fuera de la postal.

Y su sucesora no anda muy lejos, aunque en ella el lujo y la buena vida se trasladan a Sao Paulo, y en este caso sí hay favela, pero una especie de barrio pobre modelo en el cual los moradores, guiados por ‘Manteca’, mitad líder sindical y mitad capo mafioso, logra vivir en paz y expulsar de sus predios todo lo que huela a vicio, corrupción y violencia.

En cambio, la insatisfacción les llega a los televidentes porque no hay a la vista una telenovela de producción nacional -ni siquiera en cortos publicitarios- aunque ya hace días terminó ‘La otra esquina’, una producción de bajo presupuesto, como todas las del patio, que sin embargo logró el milagro de que los televidentes, por primera vez desde hace mucho tiempo, desearan que una novela cubana no llegara al final lo antes posible, entretenidos, increíblemente, con los conflictos cotidianos de varias familias de un vecindario cualquiera en los que lograron reconocerse a sí mismos.

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